Susan Oakley agosto 2007 - Universidad de Adelaida
El documento trata de explicar como el gobierno australiano facilitó una forma particular de desarrollo de la zona costera de Port Adelaida. Transformando un puerto en desuso para usos industriales y marítimos a un sitio de alto consumo. También investiga el impacto sobre la estructura social pre-existente, el perfil edilicio y económico resultante.
La autora sostiene que los planificadores urbanos en la búsqueda de revitalizar los terrenos costeros, declinantes en los niveles de actividad económica y empleo como consecuencia de la desindustrialización y la reestructuración del transporte marítimo, han propiciado el desarrollo de zonas de alto consumo y viviendas para altos ingresos, orientando fuertes inversiones en infraestructura.

Este cambio estructural de los puertos evidencia un cambio en la actividad económica del modo industrial fordista de producción a uno postindustrial de consumo que caracteriza el proceso de redesarrollo de las costas urbanas.
Este nuevo proceso promueve la llegada de nuevos flujos de capital y la atracción de un perfil de población con diferentes relaciones sociales. Esta población selecta de residentes de la era post industrial tiene como resultado la creación de espacios distintivos que concentran trabajo – residencia – recreación.
La autora menciona la reciente constatación por parte de investigadores que abordan las cuestiones de la costa urbana sobre las consecuencias del nuevo proceso de regeneración del “waterfront” y de la división social que conlleva. O’Connor, (2001) y Gleeson (2004) sostienen que la inequidad socio espacial no proviene de un abandono de la gestión pública sino, que por el contrario, se fomentó mediante la asignación y distribución de recursos de infraestructura. Murphy y Watson (1994), Badcock (1995), Gibson (1996) y Baum (1997) tratan de cómo la reconstitución del estado de bienestar esta promoviendo estos cambios y como los desarrollos constructivos pueden exacerbar las diferencias socio-espaciales.
Su metodología consiste en revisar la documentación producida por el gobierno, el material promocional de los desarrolladores y los informes de periódicos principalmente el diario The Advertiser y el local Portside que conforman la información de base del trabajo.
El análisis de los documentos del gobierno refleja la aspiración de regenerar la zona costera con el propósito del desarrollo económico, social y ambientalmente sustentable. Por ello la autora enfoca en el rol y la naturaleza de la gestión de gobierno en los proyectos urbanos para la costa. Luego aborda las potencialidades de estos proyectos de transformar la identidad, las relaciones sociales y la actividad económica de un puerto.
Una de las primeras consecuencias de nuevas formas de políticas gubernamentales a fin del siglo XX es la generación de políticas de estado más adaptativas en respuesta a los cambios económicos. Se produce un cambio en la forma de generar consensos y de distribuir recursos y realizar inversiones de infraestructura. En primer lugar, la autora señala que las estructuras burocráticas de gobierno se reemplazan por acuerdos y negociaciones público – privadas.
En el caso de Port Adelaida esto se traduce en la creación de la Land Management Corporation que recluta gran parte de su personal del sector privado. A partir de esta estructura se conforma el Port Centre Coordination Group que integran además de la corporación mencionada un consorcio de desarrolladores y el consejo deliberante del municipio.
El proceso de redesarrollo de 51 hectáreas del puerto se proponía un aumento de 6.000 residentes y fomentar actividades económicas y la creación de empleos. Esto se traducía para los desarrolladores en mega-proyectos que tenían al marketing como principal fuente de apalancamiento.
En efecto, la zona era publicitada como un puerto natural, con clima meditarraneo, estilo de vida cosmopolita y posicionándose como un lugar de destino turístico mundial, shopping y actividades recreativas.
Los proyectos para el waterfront crearon enclaves homogéneos de alto poder adquisitivo que se orientan al segmento de alto consumo para familias de altos ingresos y empleos económicamente atractivos. La vivienda es vista como la expresión de una imagen cosmopolita con amenity y recreación.
El consumo de prestigiosas viviendas a lo largo del agua se valoriza por dos componentes que se despliegan en el área: la riqueza y la especulación en el mercado inmobiliario. Para ello la autora ejemplifica con precios de propiedades frente al agua que superan el millón de dólares y que acrecientan sus precios en pocas horas.
Un edificio construido sobre el agua con fuerte presencia de vidrio en los materiales constructivos y vista tridimensional a la totalidad del sitio costero es un ejemplo del patrón de consumo dominante en el área de Port Adelaida.

Este modelo de consumo también se extiende al área de empleos. Según la autora, estudios sobre el tema sostienen que los nuevos empleos generados por los desarrollos en el waterfront no compensan los empleos anteriores de la vieja economía del lugar. Por otra parte los empleos generados son en general temporarios y en el rubro servicios.
Finalmente sostiene que el waterfront es una forma distintiva de un estilo de vida que incorpora altos ingresos, puestos de trabajo de relativa calidad y consumismo de estilo boutique, todo ello asociado a una zona con alto perfil turístico, cultural y recreativo.